25 de abril de 2019
Solo podemos crecer como personas si nos entregamos, si practicamos el don. El ejercicio del magisterio es un modo de darse a los otros y, por eso mismo, uno de los caminos de felicidad más dignos para el ser humano. Estamos hechos para el don y el maestro tiene la gran ocasión de darse todos los días, de dar lo que conoce, lo que ama, lo que ha aprendido, lo que es. La plenitud que experimenta el maestro cuando da lo que es y cuando dando lo que es percibe que sus alumnos crecen y se desarrollan, que amplían su visión del mundo y de la realidad, que se van construyendo, es impagable. Es una compensación de tipo emocional, pero no por ello irrelevante, sino todo lo contrario. Ahondamos en la pasión de educar, en los argumentos a favor de esta noble actividad humana.
Francesc Torralba Roselló es Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, Doctor en Teología por la Facultad de Teología de Cataluña y Doctor en Pedagogía por la Universidad Ramon Llull. En la actualidad es Director de la Cátedra Ethos de la Universitat Ramon Llull. Forma parte de distintos Comités de Ética Asistencial y es Académico de Número de la Real Academia Europea de Doctores. Entre sus obras filosóficas cabe destacar ¿Qué es la dignidad humana? (2004), La ética como angustia (2015).