Educar en positivo: claves para fomentar el bienestar y el desarrollo de los niños y las niñas

La manera en que educamos a los más pequeños influye de forma directa en su bienestar emocional, social y académico. Por esta razón, en los últimos años, el concepto de educar en positivo ha ganado relevancia como un enfoque que promueve ambientes respetuosos, seguros y motivadores para los niños.

Este modelo educativo se apoya en investigaciones que destacan que los niños y las niñas criados en este tipo de entornos desarrollan una autoestima más sólida, mejores habilidades sociales y una mayor capacidad para gestionar sus emociones. Por ejemplo, los niños educados con métodos de disciplina positiva muestran menores niveles de ansiedad y una mayor seguridad emocional, lo que favorece su bienestar general. Además, la implementación de la educación positiva en las aulas tiene un impacto directo en la motivación escolar y el rendimiento académico. Los niños que experimentan prácticas de educación en positivo son más participativos, tienen mejores relaciones interpersonales y son más resilientes ante los desafíos.

¿Qué significa educar en positivo?

Educar en positivo se refiere a un enfoque pedagógico basado en el respeto, la comunicación asertiva y el refuerzo de comportamientos adecuados. Así, la educación positiva fomenta la autoestima y el autocontrol en los niños, en lugar de centrarse exclusivamente en la corrección de comportamientos negativos, ya que estos pueden generar un clima de miedo o sumisión, sin fomentar una comprensión profunda de las emociones ni el aprendizaje autónomo.

Según Marisa Moya, maestra de Educación Infantil, licenciada en Psicología y certificada en disciplina positiva y neuropsicoeducación, educar en positivo implica establecer límites claros con cariño y firmeza, permitiendo que los niños comprendan el impacto de sus acciones y aprendan a gestionar sus emociones de manera adecuada. Este enfoque no solo corrige, sino que enseña a los niños a tomar decisiones responsables y a desarrollar habilidades emocionales fundamentales para su bienestar. En líneas generales:

  • Se trata de crear un ambiente donde los niños se sientan seguros y valorados.
  • Implica enseñar a los niños a tomar decisiones responsables y a comprender las consecuencias de sus actos.
  • En lugar de castigar, se premian los esfuerzos y se refuerzan los comportamientos positivos.

Beneficios y claves de la educación en positivo

Al implementar estas estrategias de criar en positivo, se promueve un desarrollo emocional, social y cognitivo saludable y equilibrado en los niños, estableciendo las bases para una convivencia armónica y un aprendizaje efectivo. De este modo, los beneficios de la educación positiva se extienden a todos los involucrados: los niños, que desarrollan habilidades esenciales; los padres o tutores, que fortalecen su vínculo afectivo con ellos; y los educadores, que encuentran un ambiente más propicio para enseñar. Así, entre las principales ventajas y claves para educar en positivo, se destacan:

  • Desarrollo emocional saludable: la enseñanza positiva promueve una autoestima sólida y una mayor seguridad en uno mismo. Los niños que crecen en un ambiente que favorece el educar positivamente desarrollan habilidades emocionales esenciales para enfrentar los retos de la vida.
  • Mejora en la resolución de conflictos: los niños que son educados en positivo aprenden a resolver sus diferencias de forma pacífica y constructiva, ya que se les enseña a entender las emociones propias y ajenas.
  • Fortalecimiento de las relaciones familiares: este tipo de educación fomenta una relación más cercana y de confianza en las familias, basada en el respeto mutuo y la comunicación efectiva.
  • Fomento de la autonomía y responsabilidad: educar en positivo a los niños implica ofrecerles la oportunidad de tomar decisiones desde temprana edad, lo que fortalece su capacidad de autorregulación y toma de decisiones responsables.
  • Mejora en el rendimiento académico: establecer límites claros y positivos mejora el ambiente en el hogar y en la escuela, promoviendo un entorno donde los niños se sienten motivados a aprender y a superarse.

¿Cómo educar en positivo?

Implementar la educación en positivo no requiere técnicas complicadas, sino consistencia y voluntad. Algunas claves y ejemplos de cómo educar en positivo que se pueden aplicar en el hogar o en el entorno educativo:

  1. Refuerzo positivo: reconocer y premiar los logros y esfuerzos de los niños, refuerza su autoestima y motivación. El cerebro responde al refuerzo positivo liberando dopamina, un neurotransmisor asociado con el bienestar, lo que fomenta la motivación intrínseca y la perseverancia. Este refuerzo ayuda a los niños a asociar el esfuerzo con una recompensa emocional positiva, desarrollando habilidades de autorregulación emocional y confianza en sus capacidades.
  2. Comunicación abierta y clara: fomentar un diálogo constante y la escucha activa hace que los niños se sientan escuchados y comprendidos, lo que fortalece su autoestima y su capacidad para expresar emociones. A nivel cerebral, esta comunicación estimula áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control emocional, favoreciendo el desarrollo de habilidades sociales, empatía y autorregulación.
  3. Firmeza y afecto: establecer límites claros con cariño y empatía contribuye a que los niños comprendan las consecuencias de sus acciones, mientras se sienten queridos y apoyados. Este enfoque activa las áreas del cerebro relacionadas con la regulación emocional, lo que facilita el desarrollo de una autoestima sana. Los niños aprenden a gestionar sus emociones y a tomar decisiones responsables dentro de un marco seguro.
  4. Modelar el comportamiento: los niños aprenden principalmente a través de la observación, por lo que es fundamental que los adultos modelen conductas respetuosas y empáticas. Ver cómo los adultos manejan sus emociones y resuelven conflictos les proporciona ejemplos prácticos de cómo interactuar socialmente y gestionar sus propias emociones, favoreciendo su desarrollo emocional y social.
  5. Ofrecer opciones y responsabilidades: dar a los niños la oportunidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades, fomenta su autonomía y les enseña a tomar control sobre sus acciones. Este proceso activa las áreas del cerebro responsables de la toma de decisiones y el sentido de responsabilidad, ayudando a los niños a desarrollar habilidades para resolver problemas y a sentir confianza en su capacidad para afrontar desafíos.

Por su parte, la Fundación Botín, a través de su programa de Educación Responsable, busca fomentar un modelo de educación que promueva el desarrollo emocional, social y creativo del alumnado. Este programa pone un énfasis especial en la importancia de educar en positivo, favoreciendo la empatía, escucha activa, comunicación abierta y experiencias de aprendizaje, entendiendo que cada niño es único y necesita un enfoque individualizado para su aprendizaje y desarrollo. Además, la Fundación Botín apoya iniciativas como el ciclo de conferencias «La educación que queremos», donde expertos en el ámbito educativo, la psicología y el desarrollo infantil comparten sus conocimientos y experiencias para promover una educación basada en principios como la disciplina positiva, el respeto mutuo y la inclusión. A través de estos espacios, la Fundación fomenta la reflexión sobre el modelo educativo que mejor responde a las necesidades de los niños en la sociedad actual, impulsando la formación continua de educadores y familias para generar un entorno educativo más equitativo y enriquecedor.



Noticias relacionadas