¿Cómo es un colegio ideal? La educación que queremos es posible

Encontrar el colegio perfecto para cada niño es una de las mayores preocupaciones de los padres, ya que al final es el lugar donde sus hijos adquirirán conocimientos y habilidades que les servirán para el futuro y donde comenzarán a forjar su personalidad.

Qué esperar de un buen colegio

Aunque los criterios más evaluados suelen ser la cercanía al centro, el método educativo, la enseñanza de idiomas o el uso de nuevas tecnologías, en el fondo, lo que más peso tiene en la decisión de los padres cuando buscan el mejor colegio, es el bienestar emocional de sus hijos.

Por ese motivo, cada vez cobran mayor relevancia factores como una metodología basada en las emociones, la existencia de un área de orientación psicológica o protocolos activos frente al acoso escolar.

Ya no es suficiente con que los colegios se centren en el desarrollo intelectual de los niños, ahora se espera de ellos una educación mucho más integral, una formación en la que las emociones jueguen un papel clave.

Cultivando la Inteligencia emocional

En los años 90, el psicólogo Daniel Goleman popularizó la expresión Inteligencia Emocional para referirse a “la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de automotivarnos, y de manejar de manera positiva nuestras emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones humanas”.

Para Goleman, la inteligencia emocional es una poderosa facultad que permite a los seres humanos interactuar con su entorno a través de habilidades como la motivación, la empatía, la autoconciencia o el control de los impulsos.

La adquisición e interiorización de la inteligencia emocional, desde los primeros años de vida, puede favorecer la trayectoria vital de los individuos, mientras que su ausencia puede llevar al fracaso tanto académico como personal.

Se ha demostrado que el cociente intelectual no es lo que determina el éxito o el fracaso en la vida, tan solo es una pequeña parte de la ecuación (20%). El mayor porcentaje (un 80%) depende de la inteligencia emocional. El mercado laboral da por sentada la preparación y el nivel intelectual de los trabajadores; son las herramientas emocionales las que hacen prosperar a unos por encima de otros: control de las emociones, capacidad para comunicarse, resiliencia, gestión de situaciones difíciles, liderazgo…, esas son las habilidades que marcan la diferencia

Educación emocional en las aulas

Diversos estudios exponen que las emociones tienen una influencia directa en la cognición y efectos sobre la memoria, la toma de decisiones o la capacidad de raciocinio. La educación emocional puede enseñar a las personas a reconocer y gestionar sus emociones, logrando que se conviertan en competencias útiles y valoradas.

Cada vez son más los especialistas que, desde diferentes campos (psicología, psicopedagogía, neurociencia…), reclaman la necesidad de fomentar el desarrollo emocional y personal de los menores a lo largo de toda su etapa educativa.

Desde el Ministerio de Educación se promueve que la escuela debe “asumir la responsabilidad de educar emocionalmente no solo para el desarrollo integral de cada individuo, sino también para acompañarlo en el proceso de incorporación a la sociedad en la que vive. Las emociones acompañan, día a día, a cada individuo y muchas decisiones, actuaciones y conflictos son provocados por ellas. Por eso, es necesario enseñar desde la primera etapa de la vida a gestionar las emociones, de manera que cada individuo aprenda a conocer sus propias emociones y a trabajar la empatía para entender las interacciones que se producen en el mundo que le rodea”.

Situación real de la educación emocional en España

A pesar de que los planteamientos teóricos están claros, los colegios tienen todavía mucho camino por recorrer para ponerse al día con la educación emocional.

Tal y como lo demuestran los datos recogidos por el I Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios de España, profesores y directores encuentran diversos beneficios en impartir una educación más emocional en los centros educativos.

De hecho, los directores están convencidos de que la educación emocional es muy beneficiosa para mejorar como personas (68%), mejorar las relaciones con otros alumnos (66%) y reducir el acoso escolar (55%). Por su parte, el 94% de los docentes encuestados considera que formarse en educación emocional mejoraría su desempeño como profesionales. Ocho de cada diez afirman haber aplicado la inteligencia emocional a nivel individual y una gran mayoría (73%) considera que la formación en competencias emocionales es aún más importante tras la pandemia de Covid-19.

Los planteamientos en favor de una enseñanza de las emociones en los colegios están claros. Pero, ¿cuál es la realidad en las escuelas? ¿Se le da a la educación emocional la importancia que requiere?

Pues bien, a pesar de que el grado de sensibilidad de los colegios acerca de la educación emocional en España es elevado, esto no se traslada a la realidad. Actualmente, no existen estadísticas oficiales en España sobre cuántos colegios imparten educación emocional, pero siguiendo con las estimaciones de Idiena, solo el 5% de los centros las incluyen en sus programas.

Las desiguales legislaciones de las comunidades autónomas, la falta de formación del profesorado, las complicaciones para su implementación en los programas educativos y la carencia de un modelo de referencia son las mayores barreras para su generalización.

Frente a ello, existen algunas iniciativas que, de forma excepcional, están contribuyendo a introducir la educación emocional dentro del sistema educativo. Algunas son de carácter público, como las de la Comunidad Autónoma de Canarias (donde existe una asignatura sobre esta materia que es obligatoria en Primaria) y otras son privadas, como las de la Fundación Botín.

Inclusión en el aula: propuestas para colegios

En la práctica, ¿en qué se traducen esas iniciativas?, ¿cómo se implementa la educación emocional en un centro educativo?

Un buen ejemplo es el programa Educación Responsable de la Fundación Botín, que fomenta el desarrollo emocional, social y creativo a través de las artes, involucrando a docentes, alumnado y familias.

A través de una serie de recursos educativos basados en distintas disciplinas creativas (literatura, la música, artes plásticas y visuales…), este programa ayuda al alumnado a conocerse y confiar en sí mismo, comprender a los demás, reconocer y expresar emociones e ideas, desarrollar el autocontrol, aprender a tomar decisiones responsables, valorar y cuidar su salud, mejorar sus habilidades sociales y desarrollar su capacidad creativa.

Ya son más de 700 los centros educativos nacionales e internacionales (Uruguay, Honduras, Nicaragua, El Salvador) que forman parte de la Red de Centros Educación Responsable, Y cada año “Educación Responsable” crece e incorpora nuevos colegios interesados en hacer realidad una educación más afectiva, social y creativa.

Paralelamente, la Fundación Botín, lleva desde 2016 desarrollando “La Educación que queremos”, un ciclo de conferencias que pretende inspirar  buenas prácticas educativas, así como reconocer y agradecer la importancia de la función docente. A esta iniciativa se sumaron Atresmedia, en 2017, y Edelvives, en 2019.

La educación debe evolucionar con los tiempos y proporcionar a los niños las herramientas que necesitarán para desenvolverse con éxito en el futuro. Estamos en un momento de cambio, en el momento de decidir qué educación queremos. Porque otra educación es posible.



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