Cómo el turismo rural contribuye a lograr el desarrollo sostenible de Cantabria

El turismo rural desempeña un papel crucial en el desarrollo sostenible de las comunidades autónomas, ya que ofrece una alternativa turística que promueve la preservación del medio ambiente, de la cultura y de las tradiciones, así como el desarrollo económico local. Una de sus ventajas es que tiene una baja huella ecológica, lo que contribuye a la conservación del entorno y a la gestión sostenible de los recursos naturales.

Este tipo de turismo se ha ido consolidando poco a poco como una opción cada vez más elegida por los ciudadanos y, según las últimas cifras del Observatorio de Turismo Rural, el 8 2% de los españoles tenía previsto hacer al menos una escapada rural en 2023. Asturias (33 %), Cantabria (26 %) y Huesca (17 %) habrían sido los destinos más elegidos.

Los destinos rurales suelen experimentar un menor impacto ambiental en comparación con zonas turísticas más masificadas. Además, la preferencia creciente por esta forma de turismo refleja la búsqueda de experiencias auténticas, donde los visitantes puedan conectar con la naturaleza y las comunidades locales.

El desarrollo rural, fundamental para el crecimiento equitativo y sostenible de Cantabria

El turismo rural y el turismo sostenible deben ir de la mano a la hora de llevar a cabo su actividad, centrándose en promover un enfoque respetuoso hacia el ecosistema y minimizar tanto el impacto ambiental como el cultural.

Este tipo de turismo puede desencadenar una serie de beneficios económicos, culturales y medioambientales que contribuyen al desarrollo sostenible de Cantabria y de otras regiones similares.

  • Conservación del entorno natural: el turismo rural en Cantabria se desarrolla en áreas de gran valor paisajístico y natural. La demanda de estas zonas por parte de los turistas actúa como un incentivo para la conservación del entorno. Por eso, la conciencia sobre la importancia de mantener la belleza natural y la biodiversidad motiva a las comunidades locales a adoptar prácticas de turismo sostenible y a participar en programas de conservación.
  • Promoción de productos locales y tradiciones: los visitantes buscan experiencias auténticas, como la degustación de alimentos propios de la región y participar en actividades tradicionales de la región. Esto no solo beneficia a los agricultores y productores locales, sino que también ayuda a preservar las prácticas culturales y gastronómicas únicas de Cantabria.
  • Desarrollo de infraestructuras sostenibles: la creciente demanda turística en áreas rurales puede estimular la inversión en infraestructuras sostenibles. Esto incluye sistemas de gestión de residuos, energías renovables y la mejora de las condiciones de transporte público. Estas medidas implementadas contribuyen a reducir la huella ambiental y a mejorar la eficiencia de los servicios locales.
  • Fomento de la conservación arquitectónica: Cantabria cuenta con un rico patrimonio arquitectónico que, a menudo, se ve beneficiado por el turismo rural. La restauración y preservación de casas antiguas, monumentos y sitios históricos son esenciales para atraer a visitantes interesados en la historia y la cultura. Este enfoque ayuda a conservar la identidad local y promueve prácticas turísticas responsables.
  • Generación de empleo local: el impulso económico producido por este tipo de turismo contribuye a la estabilidad financiera de las poblaciones locales, reduciendo la migración a áreas urbanas y fortaleciendo la cohesión social. Así, se crean oportunidades de empleo en comunidades locales, a través de servicios de alojamiento, guías turísticos, restaurantes o la venta de artesanías.

Pero, sin duda, la clave está en gestionar el turismo de manera planificada y sostenible, involucrando a la comunidad y promoviendo prácticas que beneficien a todos los habitantes, pudiendo así conseguir el equilibrio entre el crecimiento turístico y la preservación de los recursos naturales y culturales, y siendo de esta forma beneficioso para toda la región a largo plazo.

El papel de la Fundación Botín en el fomento del turismo rural

Como parte de su compromiso por preservar el patrimonio y dinamizar los pueblos, fomentando el emprendimiento y el talento con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los municipios, la generación de trabajo y la formación para combatir la España vaciada, la Fundación Botín lleva a cabo desde 2011, en el marco del Programa de Desarrollo Rural, la iniciativa Nansaemprende. Una propuesta orientada al fomento y promoción de proyectos empresariales enfocada en el valle del Nansa y Peñarrubia dotada de un ciclo de formación que permita identificar y apoyar proyectos, susceptibles de fortalecer y ampliar el tejido empresarial rural.

Algunas de las actuaciones desarrolladas por la Fundación Botín en esta materia son:

  • Redacción de la Guía del Nansa: publicación que contiene información de interés turístico, patrimonial y geográfico, útil para conocer la región del Valle del Nansa y Peñarrubia, y que puede ser de gran ayuda para planificar un viaje a la zona. Puedes descargar la guía AQUÍ.
  • Desarrollo de la web www.valledelnansa.org:  página nutrida de contenido sobre los lugares de interés turístico, patrimonial y geográfico de la región, que cuenta con una amplia lista de rutas para explorar el valle y un apartado donde se recogen las empresas y organismo de la zona. También se puede acceder a toda esta información sin necesidad de conexión a internet a través de la App móvil creadas.
  • Organización de Jornadas Europeas de Patrimonio: una iniciativa creada en 1991 por el Consejo de Europa y la Unión Europea que son una invitación al turismo cultural, natural, gastronómico y deportivo, así como un incentivo para conocer mejor estos territorios. El objetivo de estas jornadas es que los visitantes recorran los elementos más significativos del patrimonio cultural y fomentando a la vez que pequeños territorios tengan su sitio en el mapa de Europa.
  • Intervención en el núcleo de Lafuente: se trata de un municipio de Lamasón por el que transcurre el Camino Lebaniego donde se trabajó por acondicionar el entorno de la iglesia y la renovación de la calle principal. El resultado de esta intervención se plasmó en el libro «La Aldea de Lafuente».


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