¿Te jubilas? Disfruta de esta etapa tan creativa

Jubilación y creatividad son dos palabras que normalmente no comparten frase. Se tiende a pensar que la creatividad es un don exclusivamente de niños, artistas o genios en activo, pero esto no es realmente así. La creatividad es una capacidad con la que todos nacemos y que nos permite generar nuevas ideas o conceptos, o hacer asociaciones nuevas de ideas y conceptos ya conocidos para producir soluciones originales y apropiadas a los retos personales, laborales o sociales del día a día. Vivir experiencias nos hace acumular aprendizajes que se convierten en la base para generar dichas asociaciones de ideas. Por lo tanto, cuantas más experiencias vivamos, más creativos podemos llegar a ser.

La creatividad se desarrolla a lo largo de toda la vida. Durante la infancia, depende de nuestro entorno potenciarla en menor o mayor medida. En la edad adulta, la responsabilidad es de cada uno y depende de nosotros ejercitarla. Podríamos decir que la creatividad es como un músculo: se entrena, se ejercita y, con ello, crecen nuestras habilidades.

Está demostrado que el mejor gimnasio para desarrollar las habilidades creativas son las artes, ya que creando y disfrutando de ellas desarrollamos nuestra creatividad en un marco psicológicamente seguro; así, después y en otros contextos, seremos capaces de usarla cuando se nos presente un reto. Lo interesante de las artes es que, además de las habilidades relativas a la creatividad, nos permiten desarrollar otras esenciales para tener una vida plena, aquellas que tienen que ver con el bienestar emocional. Al estar en contacto con las artes y crear libremente, desarrollamos también nuestras habilidades emocionales y creativas, ya que éstas funcionan como dos ruedas de un mismo engranaje. Así lo describe Zorana Ivcevic, del Yale Center for Emotional Intelligence, en su artículo “Las emociones despiertan y alimentan la creatividad” del Informe 2022 de la Fundación Botín. Artes, emociones y creatividad: Investigación, aplicación y resultados. Este entrenamiento, además de producir altas dosis de bienestar, nos permite mirar y pensar de forma diferente y, con ello, ser capaces de generar nuevas ideas de manera fluida.

De todo esto son muy conscientes los Amigos del Centro Botín mayores de 65 años, que constituyen el 41 % del total de Amigos que tenemos. Es decir, más de mil personas asiduas a la programación del Centro Botín que conforman el “gimnasio creativo” del que hablábamos. Así, si aunamos la cantidad de experiencias acumuladas gracias a la larga vida de estas personas y la experimentación creativa constante que están llevando a cabo, nos encontramos con un grupo de población que está desarrollándose a nivel personal como nunca antes lo había hecho; Un grupo grande de personas activas, curiosas, valientes y con ganas de experimentar, que miran los centros de arte como espacios que les proporcionan salud física y mental, fomento de las relaciones sociales y ocio de calidad.

El pasado mes de julio, el Centro Botín programó -junto a la Universidad de Cantabria- un curso de verano para pensar -junto a los mayores de 65 años- qué programación querían encontrar para ellos en los centros de arte y, más concretamente, en el Centro Botín. Fueron tres días de convivencia de un grupo de 40 personas en el que pudieron conocer proyectos artísticos y creativos que se llevan a cabo a nivel nacional e internacional, y que pusieron en práctica diversas experiencias en torno a las artes. De esos días surgieron ideas para generar actividades acordes a sus ritmos vitales, en las que fomentar relaciones sociales interesantes a base de experimentar, crear con todo tipo de herramientas artísticas, reflexionar y por consiguiente, aprender.

En España, una de cada cinco personas tiene más de 65 años; en Cantabria, casi una de cada cuatro. Son un grupo numeroso y muy valioso, compuesto por personas que quieren seguir desarrollándose y experimentar lo que no han podido en otras etapas de su vida. Presentan la experiencia, la sabiduría y, en muchos casos, la valentía y el empuje que hacen falta para afrontar los retos que en este momento se nos presentan.

Desde el Centro Botín hemos observado que, en muchos casos, con la jubilación no llega la inacción, sino una época muy creativa en la que, a través de las artes, los mayores se desarrollan con plenitud si se atreven a sentir y crear sin prisas.



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