
Un proyecto de emprendimiento rural con raíces y visión de futuro.
Han pasado más de diez años desde que la cántabra Marta Cosío recibiera el primer premio del programa Nansaemprende. Su proyecto, denominado Panansa, ha recuperado el concepto de panadería tradicional con horno de leña y le ha dado vida al corazón del Valle del Nansa. La iniciativa, presentada en la segunda edición del programa celebrada en 2012, destacó, desde el principio, por su autenticidad, su arraigo territorial y su vocación de servicio.
Lo que comenzó como una apuesta valiente y una aventura personal, puesta en marcha sin apenas conocimientos de panadería, se ha convertido en un negocio consolidado, dinámico y con visión de futuro. Su experiencia previa en la gestión de un supermercado y un camión de reparto por los pueblos del Valle le permitió conocer bien a los vecinos y detectar sus necesidades. De este modo, y actualmente, Marta no solo mantiene en funcionamiento la panadería del municipio de Puentenansa, sino que ha ampliado su actividad con nuevos servicios como cafetería, reparto a domicilio y una segunda panadería en Ruente, localidad situada en el vecino Valle de Cabuérniga. Sus hijos, Claudia y Héctor, se han incorporado a la gestión, garantizando la continuidad de un proyecto familiar profundamente vinculado al territorio.

Emprender desde el territorio
La trayectoria de Marta es también un relato de adaptación y compromiso con el medio rural. Emprender en un entorno como este exige mucho más que abrir un negocio: implica escuchar, adaptar servicios, diversificar productos y mantenerse firme en los momentos complicados. Su proyecto demuestra que el emprendimiento en zonas rurales, con acompañamiento, formación y un fuerte arraigo al territorio, puede ser motor de transformación real.
Su participación en una de las primeras ediciones del programa Nansaemprende de la Fundación Botín supuso un punto de inflexión. Allí encontró no solo conocimientos técnicos, sino también una red de apoyo, un espacio para compartir inquietudes y las claves para estructurar su empresa con una visión más clara y estratégica. Muchas de las herramientas que descubrió entonces siguen formando parte de su día a día.
Impulsado por la Fundación Botín desde 2011, este programa nació con el objetivo de fomentar la creación de empresas en el medio rural de Cantabria. A través de formación especializada, acompañamiento profesional y metodologías prácticas, ofrece a personas como Marta los recursos necesarios para poner en marcha proyectos viables, con impacto y con vocación de permanencia en su comunidad.
Es una apuesta por quedarse, por crear y ofrecer futuro desde el corazón del Valle. Marta, con su experiencia, recomienda a quienes quieran emprender en el medio rural aprovechar oportunidades como Nansaemprende, donde no solo se adquieren conocimientos, sino también una nueva perspectiva para gestionar y hacer crecer el negocio.


Compromiso diario y liderazgo en evolución
Aunque ha conseguido implicar a su familia en la gestión, Marta continúa liderando el día a día de su negocio, aportando una perspectiva más estratégica y una mirada a largo plazo forjada desde el trabajo constante y el contacto directo con la realidad del negocio. Lejos de los grandes discursos, su forma de emprender se construye desde la práctica, las decisiones cotidianas y la cercanía con los vecinos. Una forma de entender el negocio que también pone en valor dos pilares fundamentales: el descanso y la familia. Contrariamente a la idea de que emprender supone renunciar a la conciliación, su experiencia refleja que el cuidado del tiempo personal y familiar es clave para sostener un proyecto en el medio rural.
Desde la Fundación Botín agradecemos a Marta su energía, su dedicación y su ejemplo. Historias como la suya nos recuerdan por qué merece la pena seguir impulsando programas como Nansaemprende, que promueven la innovación, la formación y el talento rural como herramientas para construir un desarrollo sostenible y duradero.

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