La consecución del buen estado de nuestros ríos requiere contar con caudales líquidos y sólidos (sedimentos) adecuados para mantener los ecosistemas acuáticos y una buena calidad de las aguas. Esta calidad se puede ver afectada por los vertidos de depuradoras urbanas, industriales, actividades agrícolas y ganaderas y por la falta de caudales suficientes debido al uso intensivo de los recursos hídricos.
Por otra parte, apenas existen estudios que analicen el papel que tienen las superficies forestales en el balance hídrico de las cuencas y que hayan cuantificado la demanda hídrica forestal (Salmoral et al., 2011; Willaarts, 2012). Esta información es de gran utilidad para la gestión del agua a nivel de las demarcaciones, dado que existen múltiples evidencias que confirman que los cambios territoriales y en particular los cambios en la extensión y cobertura de los usos forestales pueden modificar la demanda hídrica forestal y en consecuencia el régimen de aportaciones y disponibilidad del agua.
Actualmente en el Observatorio del Agua estudiamos los procesos de asimilación en nuestros ríos de los contaminantes asociados a los vertidos urbanos y analizamos la implementación de regímenes de caudales ecológicos en España. Una mejor comprensión de estos procesos nos ayudará a definir las actuaciones que prevengan un deterioro o faciliten la recuperación del buen estado de los ríos.
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