La relación entre Arte y Sociedad

María Villacorta Marcos, Puente Arce (Cantabria). XLI promoción Becas Fundación Botín (2013-2014), estudios de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Artista

La riqueza del arte reside en la carencia de una definición exacta que lo describa, etiquete o delimite. Es un ente con vida propia, incluso la insistente búsqueda de darle significado a lo largo de la historia va cambiando en el tiempo, y lo mismo sucede con el concepto de belleza, relegada en un segundo plano en su sentido hedonista. Esa belleza tan perseguida ha estado siempre acompañándonos en el camino desde la prehistoria, en el compartir, en el mismo instante de la creación, de la colaboración en proyectos que crean comunidad y objetivos comunes, o en la capacidad que tiene una obra, un gesto o el sonido de una flauta de suscitar emociones o conclusiones.

La belleza del arte, y de la naturaleza, radica en su capacidad de enseñarnos a convivir, de sedimentarse en la memoria en forma de respeto e inspiración, generando una cultura que evoluciona como bola de nieve con recreaciones que van sumando factores contextuales y construyendo así una cultura global. Arte y sociedad forjan por ello una relación dependiente y esencial, y como bien describe el recientemente fallecido profesor Nuccio Ordine, el arte es lo inútil útil, el alimento para el espíritu y el pensamiento que, a pesar de ser objeto de castigo por carecer de objetivo inmediato práctico, constituye las bases para la coexistencia desde los orígenes.

Hoy, habiéndose diluido la línea fronteriza entre hombre y naturaleza creada siglos atrás, de nuevo recuperamos nuestro sentido de pertenencia al universo como otra parte del todo y no como dueños de. El valor de la creación reside en la capacidad de, observando, crear la presencia de aquello que se esconde. Como artista, mi labor es la de profundizar en la superficie y hacer preguntas con sentido crítico y constructivo, abordando la creación como un ejercicio de continuo aprendizaje a través de la experimentación con la materia y el gesto.

En mi último proyecto, la exposición gotasaladas (CAFCM Santander, 28marzo-9julio 2023), la sal constituye un color más en la paleta para redescubrir no solo su importancia planetaria e histórica sino su potencial creativo y metafórico. Es posible contemplar el universo en este cristal tallado por el sol, el viento y el mar, y que, siendo solamente una pequeña molécula en la inmensidad del océano, colectivamente juega un papel fundamental en el equilibrio planetario. A través de la sal y su interacción con el aire, el agua y el carbón, la obra aborda el calentamiento global y la gestión de los recursos mientras que ofrece un paralelismo simbólico con la condición humana, al fin y al cabo, somos carbono, agua y sal en proporciones que determinan cuánto de la Tierra recorre nuestra sangre, sudor y lágrimas. Con una selección de obras realizadas en los últimos cinco años, quise corresponder al espacio expositivo, a la arquitectura y su entorno, donde continente y contenido consiguieron formular un diálogo en equilibrio, forjado con los mismos elementos y moldeado y erosionado por las mismas fuerzas naturales.



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