La llegada del verano trae consigo un incremento significativo en la demanda de agua, tanto por la actividad turística como por la agrícola y ganadera. Este aumento en el consumo, combinado con periodos de sequía más frecuentes y prolongados, convierte la gestión del agua en un desafío crítico para gran parte del país.
La realidad es que los problemas relacionados con el agua, como la sequía y la gestión ineficiente de este recurso, han sido algo persistentes en España desde hace mucho tiempo. Y es que, aunque la sequía es un fenómeno natural e inevitable, la falta de previsión y el consumo excesivo y poco sostenible empeora de forma considerable la disponibilidad y la calidad del agua. Es por ello que, hacer una correcta planificación y aumentar el compromiso de su cuidado es fundamental, especialmente durante los meses de verano. Si bien es cierto que la situación global de los embalses ha mejorado con respecto a las cifras del año pasado gracias a las precipitaciones de los primeros meses de este año hidrológico 2023-2024 –desde el 1 de octubre del 2023 al 30 de septiembre del 2024-, todavía hay zonas como las cuencas hidrográficas del Guadalquivir, Guadiana y las cuencas mediterráneas de Andalucía e internas de Cataluña, que continúan en un estado de sequía severa y que ven agravada su situación con cada periodo seco consecutivo.
También es motivo de preocupación el deterioro de ríos y acuíferos, donde las aguas subterráneas y las masas de agua superficiales en las demarcaciones intercomunitarias reflejan una tendencia actual hacia la escasez y la degradación. Esto se debe a la contaminación y la sobreexplotación del agua, que comprometen la capacidad para mantener sus dinámicas naturales y funciones vitales, además de su potabilidad.
Ante este contexto, resulta vital implementar una serie de medidas con las que obtener numerosos beneficios, tanto a nivel ambiental como socioeconómico. Estas no solo contribuirán a la conservación de los ecosistemas y a la reducción de la contaminación, sino que también garantizarán el acceso a agua potable y un saneamiento adecuado, mejorando la salud pública, disminuyendo enfermedades y aumentando la calidad de vida.
Pilares clave para una correcta gestión del agua en España
Durante la época estival, la presión sobre los recursos hídricos se intensifica, afectando tanto a las comunidades urbanas como a las rurales, y obliga a poner en práctica estrategias eficientes y sostenibles para garantizar el suministro a toda la población. De ahí que la gestión de los recursos hídricos en España deba ser integral y sostenible, dando prioridad a una planificación hidrológica y a un uso eficiente del agua en todos los sectores implicados.
Además, es necesario considerar la innovación tecnológica y la adaptación al cambio climático como factores fundamentales en la gestión del agua. A través de inversiones en nuevas tecnologías y sistemas de monitorización, podrían llevarse a cabo evaluaciones periódicas de los riesgos climáticos y medidas de adaptación, como infraestructuras de almacenamiento, que son necesarias para garantizar la resiliencia de los recursos hídricos y asegurar un suministro constante y seguro de agua frente a las potenciales variabilidades climáticas.
En este sentido, las empresas desempeñan un papel fundamental en la gestión sostenible de los recursos hídricos utilizados en la creación, producción y distribución de sus productos y servicios. Es esencial que el sector privado promueva y facilite mejoras en la gestión del agua a lo largo de su cadena de valor, además de invertir en educación e innovación en este ámbito, con el fin de optimizar el consumo, reducir las pérdidas e impulsar el reciclaje en los procesos industriales. Conscientes de su papel, cada vez son más las empresas que están invirtiendo en proyectos de responsabilidad social y medioambiental para sensibilizar sobre la importancia del uso racional del agua y de promover prácticas sostenibles.
Otro de los aspectos clave es promover una actitud más responsable y sostenible en el entorno doméstico, llevando a cabo medidas como controlar el desperdicio alimenticio; la limpieza cuidadosa de sartenes y otros utensilios de cocina utilizando previamente un papel para reducir el gasto de agua; optar por acumular el agua fría de la ducha para luego utilizarlo en el riego de plantas; asegurarse de que las cisternas de los baños no goteen y no tirar nunca toallitas húmedas al WC.
Además, es importante potenciar una coordinación eficaz que permita una planificación y ejecución más coherente de políticas hídricas. Trabajando conjuntamente, los distintos niveles de gobierno pueden desarrollar estrategias integradas que aborden las necesidades y desafíos específicos de cada región, asegurando que los recursos se utilicen de manera más eficiente y equitativa. En este sentido, la colaboración intergubernamental mejora la capacidad de respuesta ante emergencias hídricas, como sequías o inundaciones, al compartir información vital y coordinar esfuerzos para mitigar los efectos de estos sucesos extremos.
Si quieres profundizar más sobre este tema, escucha el pódcast ¿De verdad falta agua en España? de«Las preguntas de la Fundación Botín». En este episodio expertos como Alberto Garrido, director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid; Jorge Olcina, experto en Cambio Climático y Análisis Geográfico, y catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante; y Nuria Hernández-Mora, investigadora, miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua y experta en gobernanza y análisis de política, conversan sobre este problema estructural que afecta ya a miles de municipios y habitantes.
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