El tercer sector es un actor clave y esencial en el desarrollo social y económico de un país. Su papel es cada día más necesario ante los cambios que estamos viviendo en todos los órdenes de la sociedad: demográficos, climáticos, tecnológicos, económicos y sociales.
Todos estos efectos están teniendo consecuencias negativas, especialmente en los sectores más vulnerables. Este contexto tan delicado está demandando al tercer sector que sea más exigente, con una gestión eficaz y eficiente, una mayor profesionalización, innovación, colaboración, transparencia y buen gobierno; que garantice la calidad, sostenibilidad y confianza, imprescindibles para poder navegar en este nuevo contexto.
¿Qué es el tercer sector?
El tercer sector en España ha crecido considerablemente en las últimas décadas. Según datos recientes, actualmente lo integran unas 28.000 entidades sociales que trabajan en pro del bien común, abordando problemáticas sociales, culturales, educativas y ambientales, entre otras. Se estima que el impacto económico del tercer sector representa alrededor del 1,42 % del PIB, situándose por encima de otros sectores como el de la metalurgia o el de las telecomunicaciones, demostrando la relevancia y el peso de estas organizaciones en la economía y en el tejido social de España.
La mayoría de estas entidades son pequeñas y medianas, con presupuestos por debajo del millón de euros, de ámbito local o provincial, que tienen un gran impacto, inmediato y directo, entre los colectivos a los que atienden.
La Fundación Botín, a través de su Red Talento Solidario-formada por más de 400 organizaciones sociales-, fortalece el trabajo de las organizaciones del tercer sector, fomentando la cooperación y el apoyo mutuo entre ellas para maximizar su impacto social. Su enfoque está en empoderar a estas entidades, preparándolas para enfrentarse de manera efectiva a los retos sociales actuales y brindar respuestas innovadoras a las problemáticas más urgentes. Su labor refleja la importancia de avanzar hacia una sociedad más equitativa mediante la colaboración entre empresas, ciudadanos y organizaciones.
El sector social emplea a más de 600.000 personas y moviliza a millones de voluntarios. El voluntariado es el gran elemento vertebrador de la actividad de estas entidades. Son personas que ponen su tiempo y su saber hacer, de forma libre y desinteresada, al servicio de la lucha contra las desigualdades sociales. Sin duda, esto muestra la gran importancia que el voluntariado tiene como elemento constitutivo y diferencial del sector social. Dibujar este sector sin la participación del voluntariado sería impensable.
En España hay alrededor de 2,7 millones de personas que hacen voluntariado en los distintos ámbitos en los que se puede desarrollar la acción voluntaria: social, internacional, de cooperación para el desarrollo, ambiental, cultural, deportivo, educativo, sociosanitario, de ocio y tiempo libre, comunitario y protección civil. Si nos centramos en el ámbito social, podemos cifrar en 1.008.272 las personas que hacen voluntariado.
Si bien en la pandemia el sector sufrió una reducción drástica del voluntariado, en los últimos años se ha incrementado. Ello se debe a que, junto a voluntarios seniors -que eran la fuerza más representativa del voluntariado-, las empresas han comenzado a involucrar cada día más a través de su voluntariado corporativo. Este tipo de voluntariado es un fenómeno reciente en España, que surge de la reflexión que hacen las empresas sobre el papel que deben jugar en la sociedad: si ser meros agentes económicos o contribuir también a generar un impacto social positivo en las comunidades en las que operan. Esto es una grandísima oportunidad para el tercer sector, al convertirse en un actor clave con el que las empresas deben contar para lograr estos cambios positivos que proponen.
Asimismo, los jóvenes también demuestran un fuerte sentido de compromiso y empatía hacia las causas sociales, aunque su modelo de compromiso es diferente. En momentos de crisis, es seguramente cuando se movilizan estas nuevas generaciones. La reciente DANA en España ha demostrado que su ayuda ha sido fundamental ante los efectos devastadores de la catástrofe. Estudiar su visión y forma de vida es una tarea aún pendiente por parte del tercer sector para poder canalizar toda su energía y talento.
Beneficios de trabajar en el tercer sector como voluntario
La experiencia de colaborar con organizaciones del tercer sector permite a los voluntarios desarrollarse en un entorno donde el valor social y humano está en el centro de cada acción. El voluntariado aporta habilidades que se valoran cada vez más en el mercado laboral.
Algunos de los principales beneficios de participar como voluntario en el tercer sector de acción social son:
- Desarrollo de habilidades blandas o soft skills: al participar como voluntarios en el tercer sector, las personas tienen la oportunidad de desarrollar competencias clave que están muy valoradas en el entorno laboral actual. Habilidades como la empatía ayudan a comprender mejor las necesidades de otros, una cualidad fundamental en trabajos centrados en el cliente o el usuario. Asimismo, el liderazgo surge de la necesidad de tomar la iniciativa y motivar a otros en proyectos colectivos. Además, el trabajo en equipo y la resolución de problemas se vuelven esenciales en un contexto en el que los recursos son limitados y es necesario encontrar soluciones innovadoras a desafíos sociales. Estas soft skills fortalecen el perfil profesional y personal de los voluntarios, haciéndolos más atractivos para empleadores en cualquier sector.
- Sentido de propósito: uno de los mayores beneficios del voluntariado es la gratificación personal que se experimenta al apoyar una causa que va más allá de los intereses económicos propios. Una sensación de propósito que no siempre se encuentra en el ámbito laboral tradicional. Esta conexión con causas sociales y el trabajo en equipo con personas igualmente comprometidas socialmente, se convierten en una fuente de energía positiva y resiliencia que los impulsa en otros aspectos de su vida.
- Oportunidades para la innovación y el cambio social: las organizaciones del tercer sector son entornos donde la creatividad y la innovación se valoran especialmente. Esto fomenta una cultura de experimentación y colaboración, permitiendo a los voluntarios contribuir con ideas y enfoques innovadores. A diferencia de otros sectores, donde los recursos y las soluciones suelen estar más estructurados, el tercer sector ofrece un espacio al voluntario para desarrollar su creatividad y contribuir activamente al cambio social.
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