Red de Becarios Universitarios de la Fundación Botín

La historia de la Fundación Botín comienza en el año 1964 gracias a su primer presidente y fundador, Marcelino Botín Sanz de Sautuola y López, quien creó esta institución “convencido de que todo hombre, dentro de sus posibilidades y en proporción a sus medios, debe contribuir al bien del prójimo y al mejoramiento de la vida de sus semejantes, y desando, por otra parte, dejar un testimonio permanente de su amor a la tierra natal ha decidido constituir una Fundación mixta benéfico-docente, de carácter particular y privado y naturaleza permanente, denominada Fundación Marcelino Botín Sanz de Sautuola y López”.

Desde sus inicios consideran los fundadores, Marcelino Botín y Carmen Yllera, que la mejor forma de contribuir al desarrollo personal y social de la región de Cantabria es el apoyo a la educación y la atención a la misión formativa. A lo largo de estos sesenta años, el área de Educación se ha asentado firmemente dentro de la Fundación amoldándose a lo que la sociedad iba demandando y atendiendo a las necesidades que eran detectadas desde nuestro propio Observatorio. El apoyo a la actividad formativa se concreta en ayudas para estudios universitarios, con convocatoria reglada desde el año 1972, a la par que el desarrollo de la propia Universidad en nuestra región. Desde entonces y de manera continuada, se han ofrecido más de 2.000 becas a cántabros para comenzar o proseguir sus estudios universitarios, dentro o fuera de la región, atendiendo a su nivel de excelencia.

Coincidiendo con el 50 aniversario de esta convocatoria nace la Red de Becarios, a sabiendas de la importancia de la comunicación como base sobre la que se construye y desarrolla nuestra vida, se detecta desde la Fundación una carencia en lo que se refiere a la conexión y cohesión como grupo entre estas personas que tienen un pasado común, ya que en algún momento de sus vidas han disfrutado de una de nuestras becas. Esta red persigue mantener un vínculo estrecho con todas ellas y generar lazos de unión entre las mismas mediante la creación de sinergias, capaces de unir la experiencia y profesionalidad de cada uno de sus componentes por el bien común y desarrollo solidario de la sociedad. Una red para construir ideas, desarrollar objetivos, ejecutar proyectos, moldear conceptos, divulgar noticias y generar opinión a partir de la participación de todos los becarios, con cultura y conocimientos diversos, que pueden construir desde sus propias posiciones nuevos elementos cognitivos y objetivos que ayuden a evolucionar al ser y su sociedad. En definitiva, una red de aprendizaje colaborativo basada en el intercambio de conocimientos y experiencias de una persona a otras, incentivados desde nuestros espacios de “la red impacta” y “la red se mueve”, con presentaciones de cada miembro hacia el resto de becarios y actividades divulgativas, científicas y culturales.

Las redes cooperativas han transformado la forma en que las personas pueden colaborar entre sí y romper con las barreras geográficas, algo que se adapta a nuestro grupo de becarios a la perfección, hoy en día podemos encontrar a muchos de ellos diseminados no sólo por el territorio español, sino llegando incluso a Francia, Inglaterra, Italia, Estados Unidos y hasta Japón. Generar relaciones y establecer comunidad es uno de los puntos clave de esta red. La comunidad se apoya, la comunidad habilita fuerzas que juntas logran alcanzar ideales mucho más altos que lo que logra el individuo por sí solo. 

 “Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado” – Proverbio africano

La Red se mueve: visita al Museo Thyssen Bornemisza de la mano de Leticia de Cos, Madrid.

Al trabajar en red se generan espacios donde compartir logros, ideas e inquietudes. Además, hemos de tener en cuenta la riqueza que nos aporta la diferencia (diversidad), que favorece también la posibilidad de contar con soluciones más creativas. El todo es más que la suma de las partes. Dentro de la Red de Becarios Universitarios contamos con gente formada en todas las ramas del saber: ciencias humanas, naturales, la historia, matemáticas y arte.

El proceso de construcción del trabajo en red no es lineal, ni regular; es asimétrico y variable. Por ello, es fundamental mantener una dinámica comunicativa muy intensa, que alimente la posibilidad de estar en contacto, de aportar y de recibir aportaciones utilizando todas las formas y medios posibles. En el caso de la Fundación Botín, se realiza a través de encuentros anuales, visita a exposiciones, mesas redondas, conferencias, etc… una serie de actividades que han generado distintas colaboraciones en proyectos de investigación y de carácter social entre los propios miembros de la Red.

Hacer confluir distintos aprendizajes individuales para lograr aprendizajes colectivos es uno de los sentidos más profundo de la red, y la Fundación Botín juega aquí un papel fundamental de acompañamiento y apoyo firme y continuado.

Esta Red es además especial en dos sentidos, por un lado, porque se genera a raíz de la autoconfianza, que en palabras de nuestros becarios es lo que supuso, en su día para ellos, recibir una de nuestras becas: “La constatación de que no solamente crees tú en ti, sino lo que los otros ven en ti. La Beca de la Fundación Botín no solo ha influido en mi vida impulsándome a la superación personal, sino que además ha impactado en la vida de muchas personas: Mis alumnos, mis hijas, mis compañeros… Una beca como la de la Fundación Botín significa apertura de mente; Viajes y aprendizajes; Los países, la gente… Me encanta la gente. Pero quizás, lo más esencial es el impulso para la autonomía, la perseverancia, la responsabilidad con quien me concedió esta beca y no defraudar ni a mis padres, ni a la Fundación, ni a mí misma. Lo que se traduce en lealtad, según la RAE “cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”. Esas cosas verdaderas que no pasan nunca de moda. Por eso, al final de mi trabajo como docente en secundaria y en la universidad, y como directora de instituto, después de casi 40 años de mi etapa laboral en Educación, he continuado colaborando en este ámbito como Profesora Honorífica de la Junta de Castilla y León, y actualmente con proyectos de consultoría dirigidos al ecosistema socio sanitario. Eva Álvarez de Eulate, becaria Fundación Botín I y II convocatoria.

Y, por otro lado, porque en muchos casos se trata de unos lazos de unión que en muchas ocasiones nacen dentro del propio ámbito familiar: “Tengo la suerte de que mi familia, al igual que yo, ha tenido el honor de compartir junto a otros estudiantes su confianza a través de esta beca. Yo no conocí esta convocatoria de la nada. Primero mi padre, luego mi tía y, por último, mi hermana, todos ellos tuvieron el orgullo de formar parte de esta convocatoria. De hecho, fueron ellos quienes me animaron a presentarme a la beca. Vengo de una familia con varios becados por la Fundación Botín. Son muchas las veces que hemos hablado sobre su convocatoria, pero siempre hemos llegado a la misma conclusión, ha sido un gran honor para nosotros formar parte de ella. Han conseguido formar una gran comunidad a lo largo de las 51 convocatorias. Porque sí, eso es lo que hacen, impulsarnos hacia un mejor futuro y ayudarnos a hacer realidad nuestros sueños. Ustedes no nos conceden solamente una ayuda económica en esta beca. Lo que ustedes nos dan, además, es confianza en nosotros mismos. A través de la concesión de la beca nos demuestran que sí creen en nosotros y en nuestro futuro. De esta manera, puedo asegurar que la Fundación Botín ha ayudado, ayuda y seguirá ayudando en el futuro a todos sus becarios a construir la base sobre la que progresar, gracias a su apoyo y confianza. Alejandro Desiré Valdor, becario Fundación Botín L y LI convocatoria.



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