Por Ignacio Verón. Coordinador académico del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina.
¿Por qué Dante llamó “comedia” a su obra cumbre de la literatura universal? La respuesta está en su argumento: comedia, empieza mal, pero termina bien. Comienza mal, infierno y purgatorio, pero hay final feliz: contemplar la luz de Beatriz, la luz de Dios. Felicidad ligada a mantenerse en movimiento, a seguir avanzando, señal de vida. Sírvanos como ejemplo para trazar un paralelismo con el enorme desafío que tenemos en lo público, así como el irrenunciable compromiso de implicarnos para un buen desenlace.
Lo bueno lleva su tiempo. Dante se pasó 15 años escribiendo “La Divina Comedia”, la Gran Muralla China tardó 200 años en construirse y se necesitaron 27 años para La Gran Pirámide de Keops, que lleva en el mundo más de cuatro mil quinientos años. Tal vez la acción del hombre orientada a la belleza, acción orientada al servicio, sea el único límite al tirano reloj. Y es que, lo bueno, nunca caduca.
Comenzamos la decimocuarta edición del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina. Son ya catorce años impulsando que más de los mejores se dediquen a lo público, y estamos convencidos de que es posible formar un movimiento por esta causa en la región. Este año recibimos más de 11.200 inscripciones para postular al Programa, provenientes de 600 universidades de 20 países. Cada una de esas postulaciones representa esperanza, cada una, es un esfuerzo para seguir diciendo con Max Weber: “sin embargo”.
Los problemas de siempre conviven en un contexto de polarización creciente e ineficaz en un mundo cada vez más intolerante. Se coloca en el centro del debate lo emocional y efímero en lugar de agendas a largo plazo que no dependan del color político de turno. La desprofesionalización de la política desprestigia y erosiona; necesitamos buenos servidores públicos, más de lo mejores, cultivados y preparados.
La democracia resiste en una sociedad cansada. El último informe del Latinobarometro enciende todas las alarmas: al 54% de los latinoamericanos no les importa si el gobierno llega al poder sin democracia, siempre y cuando resuelva sus problemas. No podemos renunciar al Estado de Derecho por hartazgo, no podemos abandonar nuestras instituciones por resignación.
En medio de este panorama, el Programa sigue siendo fuente de esperanza y buenas noticias; hay toda una Red de Servidores Públicos formada por 442 egresados del Programa, repartidos en 20 países y decididos a mejorar las cosas con integridad, vocación de servicio y proactividad.
Tiempos veloces que precisan lo mejor de nosotros mismos: valentía ante la cobardía de los que se sirven de lo público en lugar de servir a los demás. Templanza para tomar decisiones justas y no con los vapores de TikTok o el diario del lunes. Humildad que habilite a construir con otros. Humor para no tomarse tan en serio. Magnanimidad para un servicio público “quijotesco” y heroico.
Compartir