Fin de curso: una gran oportunidad para consolidar aprendizajes, evaluar el progreso y planificar el próximo año

La educación actual en España se enfrenta a diversos desafíos. En los últimos años, el sistema educativo ha experimentado cambios tanto a nivel legislativo -con la derogación de la ley de educación LOMCE y la entrada en vigor de la LOMLOE-, como en la implementación de nuevos métodos y recursos para la enseñanza y el uso de la tecnología en las aulas. Estos avances buscan mejorar la calidad educativa, adaptarse a las nuevas necesidades del alumnado y potenciar su motivación. De hecho, aunque el último informe PISA posiciona a España como líder en las tasas de abandono escolar prematuro, la tendencia es positiva y en los últimos 12 años se ha reducido en un 14 %.

Ante este contexto, el cierre del curso escolar se presenta como una oportunidad única para consolidar aprendizajes, evaluar el progreso y planificar el próximo curso. Realizar una reflexión conjunta que incluya a toda la comunidad educativa -docentes, familias y alumnado– es fundamental para identificar qué estrategias han funcionado y cuáles necesitan ser revisadas.

¿Qué es el éxito escolar?

Generalmente se asocia el éxito escolar a finalizar el año académico, o la etapa educativa, con una buena calificación en las materias impartidas durante el curso. Aquellos que obtienen un sobresaliente en la mayoría de las materias suelen ser percibidos como alumnos brillantes, mientras que los que sacan notas más bajas a menudo son considerados “malos estudiantes”.

Exposición Silvia Bächli. Foto de Belén de Benito

Este sistema de evaluación ha generado la idea preconcebida de que el éxito escolar, e incluso el futuro profesional, está directamente relacionado con obtener las calificaciones más altas durante la etapa académica, simplificando todas las capacidades del alumnado a un número. Un método que ya se ha puesto en entredicho, ya que hace que se ignoren otros aspectos clave del desarrollo personal como es la inteligencia emocional, la comunicación efectiva y la creatividad, conocidas como soft skills o habilidades blandas, y que son igualmente importantes para el futuro personal y laboral.

En este escenario, nos preguntamos ¿son las notas una fiel representación de todos los conocimientos y habilidades de los estudiantes? Los resultados académicos obtenidos no son garantía de que el alumnado tenga facilidad a la hora de desenvolverse en las diversas situaciones y desafíos que la vida les plantea, ni tampoco suelen reflejar el esfuerzo, la actitud y otras competencias desarrolladas. Teniendo esto en cuenta, y sabiendo que puede derivar en la frustración y desmotivación del alumnado, es recomendable que tanto docentes como familiares no se limiten a valorar los logros académicos basándose únicamente en las calificaciones obtenidas en las asignaturas, puesto que el aprendizaje en el entorno escolar va más allá de adquirir únicamente conocimiento teórico. El trabajo en equipo, cómo relacionarse socialmente y desarrollar pensamiento crítico, son aspectos clave para la evolución del alumno que deben considerarse.

Claves para asentar las bases del próximo curso escolar

El fin del año escolar es un momento ideal para que toda la comunidad educativa haga balance de los logros y áreas de mejora de cara al próximo curso. La comunicación periódica entre familiares y profesorado es esencial para abordar las necesidades y fortalezas del alumnado, trabajando conjuntamente en los puntos débiles y potenciando las áreas en las que sobresalen, tanto en las aulas como en casa.

También es importante que los alumnos tengan la oportunidad de reflexionar junto al tutor/a que los haya acompañado durante el curso sobre sus hábitos de estudio y comportamiento en clase, identificando cuáles han sido los métodos que han servido de ayuda y cuáles no, pudiendo así ponerlos en práctica o mejorarlos en el nuevo curso. Una conversación que puede dar lugar a que los docentes se animen a conocer la opinión de los alumnos sobre sus métodos de enseñanza, materiales utilizados y actividades realizadas, así como proporcionar retroalimentación constructiva a los estudiantes.

También es importante reconocer los esfuerzos escolares en casa, independientemente de la calificación obtenida, ya que este refuerzo positivo es muy beneficioso para la motivación y desarrollo del alumnado, y no tiene por qué hacerse mediante regalos materiales. Una cena en familia o darles la oportunidad de elegir la película que ver todos juntos, también es una forma estupenda de reconocer sus logros. Tal y como indica el investigador y especialista en neurociencia y psicología cognitiva Héctor Ruiz Martín, “la motivación es clave para aprender porque le dedicamos más tiempo a lo que nos motiva”.

En este sentido, el verano es un período ideal para los estudiantes puedan descansar y disfrutar, pero al mismo tiempo es importante que mantengan ciertas rutinas que les ayuden a prepararse para el curso 2024-25. Mantener un equilibrio entre descanso y actividades estructuradas puede ser fundamental para una transición más suave cuando las clases comiencen de nuevo. Así, también es necesario que los docentes empleen estas fechas para tomar apuntes de algunos consejos. Juan Núñez, experto en innovación educativa y coordinador del módulo de Transformación dentro del Programa de Experto en EESC para la Transformación Educativa, acerca algunas claves para el aula de cara al verano.

Un buen cierre del curso crea una oportunidad para fortalecer las relaciones entre estudiantes y docentes, ofreciendo un espacio para el reconocimiento mutuo y promoviendo un sentimiento de continuidad y pertenencia en la comunidad escolar. La celebración del aprendizaje, el refuerzo positivo o dinámicas de reflexión personal sobre lo ocurrido durante el curso y de preparación para el verano son algunas de las sugerencias.

El papel de la Fundación Botín en la educación

Conscientes de la importancia de una educación que abarque no solo el aspecto académico, sino también el crecimiento personal, hace 18 años la Fundación Botín creo el programa Educación Responsable, con el fin de fomentar el desarrollo emocional, social y creativo de niños, niñas y jóvenes de 3 a 16 años. Actualmente, cerca de 800 centros educativos han implementado esta iniciativa, que utiliza las artes para potenciar el talento y la creatividad del alumnado, haciéndolos autónomos, competentes y solidarios. Aplicado en diversos centros -públicos, concertados y privados-, el programa incluye formación para docentes en desarrollo afectivo, social y creativo, y ofrece más de 1.000 actividades artísticas y metodologías activas, enseñando habilidades de comunicación y convivencia en distintas áreas curriculares.

Asimismo, la Fundación Botín creó en 2016 La Educación que queremos, un ciclo de conferencias sobre educación, concebido como un espacio compartido entre docentes, alumnado, familias e interesados en educación en general, para reflexionar juntos sobre la educación que deseamos. Esta iniciativa, creada para inspirar buenas prácticas educativas y reconocer y agradecer la importancia de la función docente, está impulsada por la Fundación Botín y cuenta con el apoyo de la Fundación Edelvives.



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