Cuidar la seguridad afectiva en la adolescencia

¿Cómo garantizar la seguridad afectiva y el aprendizaje emocional en la adolescencia?

Incluir elementos sobre seguridad afectiva en los espacios educativos puede suponer una pieza clave en el aprendizaje del alumnado. Sin embargo, no debería quedar relegado únicamente a los cursos de Infantil y Primaria. En este sentido, los docentes de Secundaria y Bachillerato se encuentran ante el reto de facilitar el desarrollo emocional del alumnado, especialmente de aquel que pueda proceder de un entorno más vulnerable. Este mismo desafío lo experimentan también las familias, quienes durante los años de la adolescencia, observan de primera mano el paso de la niñez a la edad adulta. 

Tal y como indica Begoña Ruiz Ibáñez, psicóloga, educadora social y miembro del Programa Tratuon de Bidegintza y Fundación EDE, en su artículo ‘Seguridad afectiva y aprendizaje, también en Secundaria, ciclos y Bachillerato’, potenciar la seguridad en las aulas no es solo una manera de ajustarse a marcos legales, sino también una oportunidad para proteger al alumnado de casos explícitos de violencia, que repercute, además, en el rendimiento y los resultados académicos.

Las etapas de Secundaria, Bachillerato y ciclos formativos son un momento “crucial” en el desarrollo, pues el alumnado se encuentra inmerso en un proceso constante de cambio, donde la gestión emocional, las crisis de identidad o la incertidumbre sobre su futuro juegan un papel protagonista. Es, además, un punto relevante en la vida del adolescente, puesto que en él se empiezan a manifestar las primeras dificultades de salud mental.

Existen diversos factores que contribuyen a fomentar la seguridad entre los jóvenes: convivir en espacios de no violencia, ver satisfechas sus necesidades emocionales, sentirse aceptados en su entorno social, recibir afecto, ver respetadas su intimidad y su autonomía, etc. En este sentido, es la labor de las familias y los docentes incorporar dichos elementos en los entornos de aprendizaje para reforzar la seguridad afectiva en todos los ámbitos de su vida.

Para ello, el entorno educativo pone a disposición herramientas que, de la mano de la creatividad de padres, madres y profesorado, pueden facilitar la transición hacia espacios emocionalmente más seguros. Ruiz Ibáñez destaca, por ejemplo, el diseño de “Mapas de Riesgos de Violencia o Inseguridad” para detectar indicios y prevenir comportamientos violentos, tanto en el aula como en el entorno familiar del alumnado; momentos de acogida y despedida en el aula con el objetivo de fomentar la expresión y regulación emocional; recursos para trabajar la aceptación, inclusión y el sentimiento de pertenencia en el colegio y en el hogar, para ensalzar la autonomía y reforzar el pensamiento crítico, etc. 

En esta línea, desde el Programa Educación Responsable del área de Educación de la Fundación Botín existen también propuestas de actividades que van a permitir reforzar la autoestima del alumnado, trabajar en la gestión emocional, sus habilidades de relación y, en definitiva, generar espacios afectivos seguros para el desarrollo de los jóvenes en el centro escolar. Desde la literatura, las artes plásticas, los videojuegos o el mundo audiovisual, Educación Responsable ofrece la posibilidad de explorar a través de recursos el ámbito social, emocional y creativo durante la adolescencia. Y no solo en el aula, el programa está también disponible para trabajar con las familias, a través de actividades desde las que se ponen en juego las habilidades socioemocionales y creativas, de manera que familia y escuela puedan caminar juntos en una misma dirección que busque siempre el beneficio de los jóvenes.

Además de su labor a través de Educación Responsable, la Fundación Botín impulsa desde el año 2021 el Programa Experto para la Transformación Educativa que, de la mano de la Universidad Francisco de Vitoria, tiene el objetivo de proporcionar a los docentes y profesionales de la educación distintos recursos para crear su propio proyecto de transformación docente con el que integrar las emociones y fomentar la creatividad en el aula.

Un objetivo similar es el que está detrás del ciclo de conferencias La Educación que queremos, un espacio compartido desde hace una década entre profesores, alumnos, familias e interesados en la educación en general, con el fin de inspirar buenas prácticas educativas, así como reconocer y agradecer la importancia de la función docente.

Con todo ello, la Fundación Botín refuerza su compromiso por una educación que promueva el crecimiento saludable de niños y jóvenes, apostando por la creatividad y la dimensión emocional.



Noticias relacionadas