
- Bajo el título “¿Qué nos hace más falta en España, dinero o ideas?”, Cristina Garmendia, presidenta de Mediaset España y ex ministra de Ciencia e Innovación, conversa con el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera, sobre el papel estratégico de la ciencia en el desarrollo del país, la necesidad de impulsar la transferencia del conocimiento y la importancia de confiar en el talento investigador español.
- Durante este segundo episodio de 2025 del Podcast “Las preguntas de la Fundación Botín”, Garmendia reivindica que España es el país de Europa con mayor productividad científica por euro invertido, pero aún necesita superar retos estructurales para convertir su excelencia científica en innovación con impacto.
Bajo el título “¿Qué nos hace más falta en España, dinero o ideas?”, Cristina Garmendia, presidenta de Mediaset España y ex ministra de Ciencia e Innovación, comparte su visión sobre el ecosistema científico español con Íñigo Sáenz de Miera, director general de la Fundación Botín, en un nuevo episodio del pódcast “Las preguntas de la Fundación Botín”.
En esta conversación, Garmendia analiza cómo ha evolucionado el sistema científico en España, los retos pendientes para que el conocimiento genere verdadero impacto social y económico, y la necesidad urgente de atraer y retener talento. Además, ambos reflexionan sobre las barreras burocráticas, los desequilibrios en la inversión pública y privada, y las oportunidades que ofrecen tecnologías como la inteligencia artificial o la computación cuántica.
“La biotecnología ya era la ciencia del siglo XXI, pero la pandemia la hizo visible”, señala Garmendia. En su opinión, la crisis sanitaria puso de manifiesto la importancia de contar con capacidades científicas propias. “Si las vacunas no se hubieran podido producir a gran escala, solo se habrían vacunado los países con fábricas cercanas. La innovación, si no está cerca, produce desigualdad”, afirma. Esta visibilidad renovada ha reforzado el debate sobre la necesidad de alcanzar una verdadera soberanía tecnológica. Sin embargo, Garmendia advierte de que este concepto ya se queda corto frente a lo que defienden las grandes potencias mundiales: “Estados Unidos o China ya no hablan de soberanía, hablan de supremacía tecnológica”.
En este contexto de competencia internacional, España cuenta con una base científica sólida y con una capacidad extraordinaria de generar talento, como demuestra el hecho de que sea el país de Europa con mayor productividad científica por euro invertido, y que sus investigadores sean altamente valorados en centros de referencia internacionales. No obstante, el reto sigue siendo estructural: aunque en las últimas décadas se ha logrado construir un sistema alrededor de esa buena ciencia que ya existía, ahora lo que falta es dotar a ese sistema de la escala necesaria para que pueda generar un verdadero impacto.
Garmendia insiste en que, sin un tamaño suficiente, los avances no se consolidan, y subraya que, si España quiere estar en la primera línea internacional en ámbitos como la neurotecnología, necesita recursos: desde financiación suficiente hasta referentes científicos capaces de atraer al mejor talento y estructuras sólidas que respalden estos proyectos. Otro de los grandes cuellos de botella sigue siendo la regulación, que en muchos casos actúa como freno al desarrollo: “No puede ser —señala— que, por primera vez, un español lidere una misión científica de la Agencia Espacial Europea y tengamos problemas para liberar el presupuesto; hay demasiadas barreras”.
La exministra también reivindica el papel esencial que desempeñan las universidades públicas como garantes de la igualdad de oportunidades y de la cohesión social, destacando que han sido uno de los grandes logros del desarrollo democrático en España. Sin embargo, advierte que para que estas instituciones sigan cumpliendo su función en el actual contexto de transformación tecnológica, también es imprescindible que reciban una inversión adecuada. “No se puede estudiar medicina sin saber de inteligencia artificial y deep tech”, señala Garmendia, subrayando que no solo hay que actualizar las infraestructuras, sino también formar al profesorado y adaptar los métodos docentes a las nuevas exigencias de la ciencia y la innovación.
Esta misma necesidad de adaptación se extiende al conjunto del sistema de transferencia tecnológica, donde uno de los principales obstáculos sigue siendo la rigidez administrativa. Según Garmendia, “los centros que más libertad tienen son los más productivos” y comenta que la inversión privada se retrae si percibe que colaborar con centros públicos va a convertirse en un proceso largo y complicado; es por ello que aboga por establecer mecanismos más ágiles y, sobre todo, por “confiar mucho más en las personas”, permitiendo a los investigadores trabajar con mayor autonomía. Una convicción que también se refleja al final de la entrevista, cuando Íñigo Sáenz de Miera le plantea qué haría si recibiera un millón de euros para invertir en ciencia, Garmendia no duda: “Lo más importante no es solo el proyecto, sino el equipo. Invertiría en personas. En talento español. Porque lo tenemos”.
Este pódcast puede escucharse ya en: Spotify, Ivoox, Podimo, Youtube Music, Apple Podcast, así como en la web de la Fundación Botín.
Compartir