Cómo afecta el turismo a la gestión de la economía local en los pueblos rurales

El turismo rural en España ha experimentado una notable evolución en las últimas décadas, convirtiéndose en una opción cada vez más atractiva para una amplia gama de viajeros. Esta modalidad de turismo se caracteriza por un creciente interés a la hora escapar del bullicio de las ciudades y disfrutar de la tranquilidad y la belleza de los entornos naturales y culturales. Tal y como recogen los datos del Observatorio de Turismo Rural 2023-2024, el 45 % de los españoles mayores de 18 años se ha decantado por el turismo rural en 2023, lo que supone un aumento de 2,5 puntos con respecto al año anterior.

Este sector también ha visto mejoras significativas en la oferta de alojamientos, que ahora incluye servicios más modernos y con un alto nivel de confort. Según señalan los últimos datos del INE, las pernoctaciones en alojamientos turísticos extrahoteleros -alojamientos al aire libre, albergues turísticos, viviendas de turismo rural– se incrementaron un 9,6 % en mayo de este año con respecto al mismo mes de 2023: las pernoctaciones en apartamentos turísticos lo hicieron un 4,1 %, las de campings un 16,1 %, las de turismo rural un 16,7 % y las de albergues un 13,1 %.

Dicho desarrollo se debe a varios factores, siendo uno de los más importantes la diversificación de la oferta turística en el país que va desde la práctica de actividades al aire libre, como senderismo, ciclismo y observación de aves, hasta la restauración o participación en talleres de artesanía local y degustaciones de productos gastronómicos tradicionales.

El turismo rural en nuestro país ha cambiado enormemente. España, conocida por sus playas y su patrimonio histórico en las grandes ciudades como Barcelona y Madrid, ha comenzado a destacar también por sus pueblos con encanto, muchos de los cuales han sido reconocidos ya por su riqueza cultural y paisajística. Este año, por ejemplo, Santa Eulalia de Oscos (Asturias) ha sido seleccionado como Capital del Turismo Rural, habiendo competido con otros pueblos maravillosos como Altura (Castellón), Artajona (Navarra), Brihuega (Guadalajara), Cabezuela del Valle (Cáceres), Cómpeta (Málaga), Enciso (La Rioja), Peñafiel (Valladolid), Sant Hilari Sacalm (Girona) y Vilaflor de Chasna (Tenerife).

La promoción de destinos rurales por parte de las administraciones locales y nacionales, así como las iniciativas para conservar y poner en valor el patrimonio cultural y natural, han sido claves en este crecimiento. Además, la mayor preocupación por el medioambiente y la sostenibilidad han hecho que muchos viajeros prioricen opciones de turismo rural sostenible que promuevan prácticas ecológicas y respetuosas con el entorno.

Ventajas del turismo rural para la economía local.

El turismo rural presenta múltiples ventajas para la economía de los pueblos, destacando su capacidad para dinamizar y diversificar las fuentes de ingresos en estos municipios. En primer lugar, da un impulso a la creación de empleo, ya que se fomenta la necesidad de aumentar servicios de alojamiento, restauración, guías turísticos, transporte y actividades recreativas. Además, se promueve el emprendimiento, pues muchos residentes encuentran en el turismo una oportunidad única para abrir negocios propios, como casas rurales, tiendas de artesanía y empresas de turismo activo. En este contexto, cabe destacar la labor de la Fundación Botín con Nansaemprende. Se trata de un programa diseñado para impulsar y apoyar la creación de empresas en las zonas rurales de Cantabria, que tiene como objetivo brindar a los emprendedores la ayuda necesaria para establecer y gestionar sus negocios de manera adecuada. A través de esta iniciativa -que cuenta ya con más de diez años de experiencia- surge RuralEmprende, cuyo fin es promover la economía sostenible en áreas rurales a través del fomento del emprendimiento y la creación de empleo, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Este proyecto, que cuenta con financiación del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, comenzó en 2011 y ya ha logrado consolidar 47 iniciativas empresariales, con una facturación conjunta de más de 2 millones de euros y una generación de empleo de más de 80 puestos de trabajo. Además, ha formado a más de 650 personas, entre emprendedores y población del medio rural, dando alas al espíritu emprendedor de la zona. Valle del Nansa y Peñarrubia (Cantabria), la Comarca Natural de la Serranía de Ronda (Andalucía) y Valle de Valderredible (Cantabria) son las localidades donde se ha puesto en marcha el programa.

También, el turismo rural tiene un impacto significativo en la ganadería y la agricultura local. Una de las principales ventajas es la creación de un mercado directo para productos agropecuarios. Los turistas, atraídos por la autenticidad y la calidad de los productos locales -quesos artesanales, carnes de calidad y verduras frescas- generan una demanda que permite a los agricultores y ganaderos vender sus productos a precios más justos y sin necesidad de intermediarios. Igualmente, el auge de los productos ecológicos y orgánicos encuentra un mercado ideal entre los turistas que buscan experiencias auténticas y saludables, lo que motiva a los productores locales a adoptar métodos de producción más sostenibles.

Como se puede observar, este tipo de turismo juega un papel crucial en la revitalización de las zonas rurales, ya que no solo fomenta la conservación y valorización del patrimonio cultural y natural, sino que también contribuye a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Además, estas mejoras atraen cada vez a más turistas que, interesados por las buenas condiciones de vida y por un entorno acogedor, deciden establecerse en la zona de forma permanente. Con todo ello, el turismo rural puede llegar a ser una herramienta efectiva para combatir el despoblamiento, al ofrecer alternativas laborales y un estilo de vida atractivo que puede motivar a los jóvenes a quedarse.

El impacto del turismo rural en la vida local

En la mayoría de los casos, la dinámica social y cultural de los pueblos se ve favorecida con la llegada de turistas. Las comunidades organizan eventos y actividades que no solo enriquecen la experiencia de los visitantes, sino que también fortalecen el tejido social local.

Ferias tradicionales, fiestas patronales y mercados artesanales se convierten en importantes puntos de encuentro, tanto para los residentes como para los turistas. Además, la creciente afluencia de turistas motiva el desarrollo de talleres, concursos y otras actividades participativas que fomentan la interacción entre visitantes y residentes, enriqueciendo la oferta cultural del pueblo y permitiendo a los habitantes locales compartir su conocimiento y habilidades, generando un sentido de orgullo y pertenencia. Un ejemplo de ello son las Jornadas Europeas de Patrimonio (JEP) en el Valle del Nansa, que comenzaron bajo la organización del área de Desarrollo Rural de la Fundación Botín y que, actualmente, están a cargo de la Asociación Entre Valles, siendo un claro ejemplo de cómo este tipo de actividades culturales pueden fortalecer el desarrollo comunitario y la cohesión en áreas rurales a través de la valorización del territorio, generando un impacto positivo significativo.



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