Por Ignacio Verón. Director académico del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina.
“Nella Fantasia” es una fusión de arte y belleza entre Ennio Morricone, Chiara Ferrau y Sarah Brightman: la música del “Oboe de Gabriel” que compuso Morricone para “La misión” fue cantada por primera vez en 1998 por Brightman, con letra de Ferrau.
Reza una estrofa: “En la fantasía veo un mundo justo, allí todos viven en paz y honestidad. Sueño con almas que siempre son libres, como nubes volando”
Este grito a la esperanza, este “sonido” de lo bueno, resume la esencia del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina, que cumple 15 años y sigue construyendo una obra infinita: un servicio público íntegro, proactivo y de verdadera vocación.
Las fantasías nos proyectan, nos hacen mirar más allá de la coyuntura cortoplacista, aburrida y amojosada por la desesperanza de los tiempos. Es una fantasía donde los mejores se ponen a trabajar por los demás. Es el sueño de servidores públicos honestos, amables, que escuchan, que embellecen. Un anhelo que se podría resumir de la siguiente manera:
Servidores públicos que rivalicen en nobleza, como dice Aristóteles en la ética, ¿qué pasaría si los hombres rivalizaran en acciones que ennoblecen?, aquellas que elevan el espíritu y dejan esa hermosa sensación del buen obrar. Como el retorno al arado de Cincinato o la renuncia de Washington tras el deber cumplido. Grandeza ejemplar, sensaciones elevadas.
Servidores públicos que abandonen la cobardía insensata de la discordia, que divide pueblos y mesas de amigos, que desangra naciones y se alimenta del miedo. Cambiar aquello por lo heroico y humano, no exento de contradicciones, pero que encuentra límite en la dignidad del otro, en la conciencia de sabernos ciudadanos necesitados de la vida en comunidad.
Servidores púbicos alegres, que leen poesía, que escuchan música, que gustan de la vida y sus sabores, sus mundos y maravillas. Servidores públicos que practican la ternura, que perdonan, que escuchan, que hacen silencio.
Los hay, existen. Este año 32 nuevos participantes del Programa fueron elegidos de entre más de 13.700 candidaturas de 900 universidades de América Latina. Llegan al Programa con la ilusión intacta, con ganas de mejorarlo todo, de cambiar lo que está mal. Muy pronto se unirán a los 474 egresados del programa que desde hace 15 años están mejorando lo público a nivel internacional, regional o en sus respectivos países.
Debemos seguir cuidando esa fantasía, ese sueño, esa ingenuidad poderosa que le presenta batalla permanente al desánimo, la apatía y la resignación. Cuidar esos nobles deseos para que se encuentren los unos con los otros. Custodiar la llama para que llegue, se compartan y multiplique.
Fantasías que nos mantienen en movimiento y que se vuelven realidad con cada nueva edición. Vamos a por muchos años más para mejorarlo todo.
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