Esta es la pregunta que nos hacemos en este nuevo episodio; para responderla, contamos con Pablo Fernández Berrocal, catedrático de psicología y director del Laboratorio de Emociones y del Máster en Inteligencia Emocional de la Universidad de Málaga, y Elena Nebreda, psicóloga clínica y pedagoga con más de 25 años de experiencia.
El último informe PISA asegura que España -aun siendo el país con más horas lectivas- lidera el abandono escolar en la UE, estando cinco puntos por encima de la media de la Unión, aunque como bien señala Pablo Fernández Berrocal, hace 12 años el abandono escolar en nuestro país era del 28 %, habiéndose reducido a la mitad y apuntando a la necesidad de profundizar en las causas de este abandono para poder seguir reduciéndolo.
Elena Nebreda coincide con él y hace hincapié en que estas comparaciones estadísticas pueden ser muy engañosas, ya que hay una serie de variables importantes que no se tienen en cuenta, como es la gran diversidad de centros educativos y de alumnos. “En España hay 28.000 colegios, de los cuales aproximadamente 19.000 son públicos y el resto son concertados y privados. Dentro de esos 28.000 hay colegios rurales y urbanos, colegios en el extrarradio de grandes ciudades, colegios segregados por sexo, religiosos, laicos y de educación especial. Por tanto, ¿es coherente usar un mismo “termómetro” para medir de manera fiable todas estas variables?”, señala Nebreda.
Según el informe “El Profesorado en España” de la Fundación SM, el porcentaje de profesores que afirman dar clase con indiferencia ha aumentado en los últimos años del 2 al 38 %. No sentirse reconocidos socialmente como merecen, no contar con los recursos materiales necesarios, la falta de comunicación con las familias y las cada vez mayores funciones administrativas que desempeñan son sólo algunas de las razones a las que apunta. En este sentido, Fernández Berrocal añade una más: “la falta de sentido de pertenencia. 1 de cada 3 profesores de secundaria es temporal, de forma que es muy difícil consolidar un proyecto y generar una implicación real sabiendo que el año que viene no seguirá en ese centro educativo”. Ante este escenario, Nebreda recuerda que es necesario que el equipo directivo del centro tenga la habilidad y el carisma necesarios para ser un líder innato en cuanto a dinámicas de grupo, que sepa manejar la inteligencia emocional y que transmita el sentido de pertenencia y la importancia de remar todos a una por un mismo objetivo. “En definitiva, que sepa convertir grupos humanos en equipos inteligentes”, puntualiza.



